- a los indios sirionó del Alto Amazonas, en Bolivia, les trae sin cuidado copular delante de otras personas, pero se mueren de vergüenza y pueden ser severamente castigados si son sorprendidos comiendo en público.
- las madres de la tribu pondos de Sudáfrica están deseosas de que sus hijos se casen con tantas mujeres como les sea posible, ya que las recién casadas pasan a ser auténticas esclavas de la suegra.
- antes de la batalla, los centuriones romanos se hacían la manicura y se depilaban el vello de las piernas.
- en la Grecia clásica, para saber si una mujer era estéril o no, se colocaba un ajo en la vagina; y si al día siguiente le olía la boca a ajo, la mujer se consideraba fértil. De lo contrario, se creía que sus conductos vitales estaban cerrados.
- las mujeres arapesh de Nueva Guinea nunca sienten dolores menstruales. Al parecer, esto se debe a que permanecen horas sentadas en un trozo de corteza de árbol húmeda; el frío y las ortigas con las que se rozan involuntariamente anulan la sensación de dolor.
- entre los tre-ba del Tibet, todos los hijos del mismo padre compartían una única esposa. Así que sólo celebraban una boda por familia en cada generación.
- a pesar de que está totalmente prohibido, algunos indios cuna de Panamá siguen sacrificando - bien enterrándolos vivos, bien envenenándolos - a los bebés albinos. Antiguamente estos niños de piel y pelo blancos eran eliminados, debido a que resultaban poco rentables para la tribu y constituían una carga familiar, ya que al carecer su piel del pigmento melanina, no podían exponerse al sol.
- para saber si el futuro bebé era niño o niña, los antiguos egipcios hacían orinar a la mujer en trigo y cebada. Si el trigo crecía más rápido que la cebada, el fruto sería un varón, y viceversa.
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